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No habrá allí nada maldito. Y el trono de Dios y del Cordero estarán allí. Sus siervos lo servirán y verán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente.

No existirá la noche y por lo tanto no se necesitarán lámparas ni sol, porque Dios, el Señor, los iluminará; y reinarán durante toda la eternidad.

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